jueves, 9 de julio de 2009

REFRANERO DE LA MAR IX;por Julio González Padrón


LA NECESIDAD CREA EL ORGANO



Que la necesidad crea el órgano es una verdad científicamente demostrable y, en consecuencia, y a estas alturas ya de la historia, fuera de toda duda.
El hombre de la mar, acostumbrado a desenvolverse en un medio que le es casi siempre hostil y que continuamente está poniendo su ingenio a prueba, necesita por su propia supervivencia tener bien oxigenadas “la neuronas”, para dar “ipso facto” y con efectividad respuesta a los muchos y siempre novedosos contratiempos que le acarrea con demasiada asiduidad su bello trabajo como marino u hombre de mar.
Claro que si además, como es el caso que hoy nos ocupa, se trata de un marino andaluz, habrá que tener en cuenta que su gracia natural y manera de ver la vida enriquece a esa “chispa” de la que hablamos y de la que son poseedores casi todos los marinos.
Isidoro López, marinero de profesión y vocación era natural de Sanlúcar de Barrameda y, como él decía, “¡ahí es na!”.
En una ocasión se “echó” una novia catalana a la que veía cada quince días, que era el tiempo que su buque necesitaba para cumplir con la línea regular Península –Canarias.
Un buen o mal día, según como lo miremos, los armadores decidieron pasar de la clásica línea regular a la línea “tramp” (vagabundo en inglés) que en el argot marinero quiere decir que no tiene puerto de destino preconcebido. Así pues, el buque de nuestro amigo Isidoro dejó de ir por Barcelona y, en consecuencia, perdió el contacto físico con su amada cada quince días como estaba acostumbrado.
Como el tiempo pasaba y el bueno de Isidoro no aparecía por la Ciudad Condal su novia, que se llamaba Montserrat, cansada ya de la situación se decidió a escribirle una carta para explicarle que su noviazgo con él ya no tenía sentido, pues no se veían nunca y al mismo tiempo, le comentaba que ya no le quería, confesándole además que, durante su ausencia, le había sido infiel en una ocasión, para continuar pidiéndole que por favor le devolviera la fotografía suya que le había entregado meses atrás.
Nuestro marinero andaluz leyó la carta no sin tristeza, pero automáticamente ese “órgano” o “chispa” de defensa natural que como dije poseen los hombres de la mar, se activó y de esta manera actuó:
Se procuró todas las fotografías que pudo encontrar de amigas de su hermana y de algún colega marinero y así llego a reunir unas 15 que, después de una minuciosa selección, destacando sobre todo en ellas “el porte” y la belleza de las féminas, se le quedaron en 10. Las introdujo en un sobre de correos acompañándolas de una carta que dirigida a su ya ex novia Montse decía:
Mí querida Montse:
Por medio de la presente acuso recibo de la tuya que he leído con detenimiento y me anticipó a decirte que te comprendo y perdono, pues entiendo y acepto que la soledad es muy mala compañera y tú eres ante todo humana y, por lo tanto, no exenta de las tentaciones “carnales”.
Lo que desgraciadamente lamento es no poder complacerte en cuanto a la foto, pues por más que lo intento no logro acordarme de tu cara; por ello y queriendo siempre cumplir con tu petición de que te devuelva tu fotografía, he creído conveniente enviarte una de cada una de todas las chicas que desde que no voy por Barcelona he ido conociendo y de las que al mismo tiempo he ido enamorándome y manteniendo relaciones, para que así tú misma retires la tuya y me devuelvas el resto de las fotos a vuelta de correo.
Ya ves, yo también tenía algo que confesarte y el destino ha querido que sea de esta forma tan bien merecida y correspondida.
Se despide de ti éste, que por mas esfuerzo que hace sigue sin recordar tu cara, pero que está seguro de que se pasó “pipa” contigo.
Siempre tuyo:
Isidoro López Campanario.”


ESPERA QUE LLENE LA MAR, PARA PODER ENTRAR EN EL CANAL.- Aquí vuelve el marino a poner por delante la seguridad, pero aunque se escude en el barco y su posible varada por la existencia de poca agua, lo que te dicen es que cada cosa en la vida tiene su momento para actuar y el tiempo es el que manda. Nunca debes precipitarte

FUEGO FATUO Y SUR SOPLANDO, VA EL TIEMPO EMPEORANDO.- Otra vez se recurre a la meteorología para exponer algo; y es que cuando ya tienes que enfrentarte por necesidad a una desgracia, si encima te aparece el inoportuno “listillo” de turno contándote sus problemas, las cosas no hacen más que empeorar.
GAIVOTA PARA A TERRA MARIÑIEROS Á MERDA (Gaviotas para tierra marineros a la mierda). Sin lugar a ninguna duda, éste sí que es un autentico refrán marinero y, además gallego, fruto de años y años de observación.
Sólo comentar que si te ocurre alguna vez, y vas en tu lancha o bote, ¡boga rápido! el temporal lo tienes a la vuelta de la esquina, o si observas que tu jefe en la empresa rellena el maletín fuera de lo habitual y te dice que se va por unos días “al interior”, es que las cosas se van a poner feas de verdad laboralmente hablando.

GAVIOTA EN TIERRA ANUNCIA TEMPORAL FUERA. Parece repetir lo mismo que el anterior, pero también se usa cuando llaman al Capitán a una reunión urgente en la sede central de la compañía. Pocas veces lo harán para felicitarlo por su trabajo o el de sus hombres y seguro que es para censurarle algo.
En las empresas terrestres, lo mismo, si te llaman al despacho del jefe: ¡malo, malo!

HACER DE UN PELO CALABROTE. Ya explicamos en otra ocasión lo que es un calabrote, por lo que el refrán que nos ocupa parece decirnos que se nos está pidiendo que realicemos un imposible o que alguien pretenda hacer un milagro.
Los marineros “chulos” suelen presumir diciendo: “nosotros los ‘imposibles” lo resolvemos sobre la marcha, para los “milagros”…………… nos tomamos sólo un poco más de tiempo”.
Al final, nada de nada, lo que no sale bien, no sale y se acabó

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